Kraftwerk en Chile: Siempre es lo mismo, pero nunca es igual

Fuimos al encuentro con los alemanes que nos deleitaron con casi dos horas de pulcritud sonora y paisajes para viajar.  Con la pantalla de fondo en rojo, que logra cubrir todo el fondo, a eso de las 21.05 horas se proyectan cuatro elementos en 8 bits, que representan a los cuatro integrantes de Kraftwerk. Cerca de 7 mil personas abordan el Movistar Arena reducido a la mitad de su capacidad y algunos gritan que apaguen las luces.

Por Paula Castillo.
Fuimos al encuentro con los alemanes que nos deleitaron con casi dos horas de pulcritud sonora y paisajes para viajar. 

Con la pantalla de fondo en rojo, que logra cubrir todo el fondo, a eso de las 21.05 horas se proyectan cuatro elementos en 8 bits, que representan a los cuatro integrantes de Kraftwerk. Cerca de 7 mil personas abordan el Movistar Arena reducido a la mitad de su capacidad y algunos gritan que apaguen las luces. 

Lo cierto es que lo anterior era solo el preámbulo con Meine Damen und Herren, una pista lúgubre que invita a los presente a sumergirse en el mundo retrofuturista del cuarteto de Düsseldorf. 

Después de 7 años, Kraftwerk vuelve a Chile en el contexto de su nueva gira mundial. Es su primera vez en la cúpula del Parque O’Higgins, y probablemente, se encuentra ante la convocatoria –propia– más grande que haya tenido en nuestro país.

Son las 21.15 y sí, por fin se apagan las luces. “Numbers” y “Computer World” inician la lista pero Raft Hutter se detiene, sale del escenario y luego retorna para iniciar todo de nuevo. Así fue que nos sumergimos en un show de 1 hora y cuarenta y cinco minutos, con 16 tracks que resumieron los más clásicos de clásicos de los responsables de ‘Techno Pop’, transformando el show en un viaje sonoro, de intensidades y música para pensar y mirar.

Lo que tenemos en escena es el dilema del hombre-maquina, una de las temáticas que conceptualiza el cuarteto de Düsseldorf, y que hoy, la vemos amplificada a la tecnología de la inteligencia artificial en un mundo “democráticamente” capitalista. La prolongación industrial del ser humano se presenta con una perspectiva estética en las pulcras melodías alemanas, a la vez que, permitidas por esa misma tecnología, recrean una paradoja del dilema mismo.

Y como si se tratasen de seres de luz, sus integrantes lucen trajes que entramados por redes, cambian de color a medida que avanzan los temas. Concentrados en sus tornamesas, van pasando temas como “Spacelab”. “Airwaves” “Tango” y claro, los momentos altos de la noche, con “The Man Machine”, “Electric Café” “Autobahn”.

Bajos impecables, voces sospechosas y visuales en su punto, Kraftwerk nos tiene acostumbrados a una pulcritud en vivo que resulta hipnótica e inagotable. Con ellos, cada show siempre es lo mismo. Mismos setlists –sin temas nuevos, claro está–, mismas visuales, misma propuesta, pero nunca nada es igual. Esa grieta crítica que levantan temas como “Computer Love” “Radioactivity” nos sumergen en pensamientos actuales, extendidos de aquella realidad retrofuturista que ya levantaban a mediados del siglo pasado.

“Tour de France” ya se asoma en lo que sería el camino al fin del setlist y el viaje se hace intenso pero entretenido. De fondo, los registros de la competencia entretienen la visual y ya somos competidores de alto rendimiento gracias a la inmensidad de las proyecciones que tenemos enfrente.

Hacia el fin, “The Robots”“Planet of Visions” y “Music Non Stop” armonizan el ambiente y no queda de otra que disfrutar y agradecer el estar allí. Agradecerles cuando se van despidiendo uno a uno y la ovación es todo lo que nos queda. Como si se tratara de una misa para quienes apreciamos no sólo su música, sino el impacto de Kraftwerk; y un porvenir el cual ellos ya sentenciaron.

Kraftwerk en Chile
Kraftwerk en Chile 2023
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